domingo, 20 de abril de 2014

Valesïa: PRIMERA PARTE "INVASIÓN", CAPÍTULO 2


Valesïa: Primera Parte "Invasión", Capítulo 2


2

Caminó despacio entre la maleza verde y húmeda.

El bosque era frondoso. La madreselva crecía en zonas sombrías y los árboles se extendían imponentes a su alrededor. Por lejos que llegara la mirada, no había otro paisaje diferente.

Llegó a un arroyo pequeño y sintió un frío intenso en sus pies descalzos. 

Era de día, aunque de repente una sombra extraña invadió el bosque. La luz dio paso a la oscuridad y todo quedó en silencio, muerto. Pero sintió que los árboles susurraban como el viento y atraían su cuerpo. No pudo parar de caminar ni obedecer la magia. Luego percibió ojos ocultos, vigilantes, entre los helechos y las marañas, y aumentó su incertidumbre.

Comenzó a llover y las ramas y las hojas de los árboles se mecieron como las manos de una madre que acuna a su hijo.

Quiso dar media vuelta y huir, llegar a su hogar más allá del bosque, pero sus pies no obedecieron. La llamada era cada vez más fuerte. Sintió un escalofrío tremendo que le recorrió el cuerpo. Era una sensación extraña e irreal.

Cruzó despacio el arroyo y pisó una rama pequeña, pero afilada, que rasgó su piel. Aunque la herida no era profunda, el dolor le recorrió el pie, empezó a sangrarle y el agua a su alrededor se tiñó de escarlata. Pero siguió caminando. No podía retroceder, ya era demasiado tarde. La llamada sonaba una y otra vez en su cabeza. Una y otra vez.

La lluvia cesó y las nubes se marcharon, pero la oscuridad ya se había apoderado del bosque y el sol desapareció del horizonte. El tiempo pasaba rápido y luego se detenía. Se detenía y volvía a pasar rápido. Las ramas y las hojas ya no se movían. Los árboles parecían sólo lienzos grandes. Pinturas vivas que transmitían una magia lóbrega.

Siguió caminando por el sendero hasta que llegó a un claro. No sabía dónde estaba, ¿cuál sería el camino de vuelta? Se encogió de hombros.

Las voces retumbaron más fuertes en su cabeza. Eran cantos de alegría y de tristeza. Todo junto. Era la llamada.

Sonó una canción. Triste. Y el dolor se extendió.

Cantaba una mujer, una diva, una dama, en un idioma extraño ya ahogado en el tiempo, pero sabía a la perfección qué significaba.

Así era su traducción, aproximada, a la lengua común:

Enesïa, Reino de la Antigüedad,
tierra de las estrellas, de la luz, del sol
y de la luna plateada.

Tierra de leyendas, hazañas y traiciones,
de vida y muerte, luz y oscuridad.

De senderos olvidados y sombras oscuras
que se extienden como la muerte
 y exterminan la vida.

En oscuros nichos,
de viejas criptas, catacumbas, escondidas.
Entre polvo y huesos, se ocultan objetos poderosos.

Enesïa, Reino de la Antigüedad,
tierra de las estrellas, de la luz, del sol
y de la luna plateada.

Tierra de leyendas, hazañas y traiciones,
de vida y muerte, luz y oscuridad.

La diva continuó cantando durante una eternidad. Luego la voz se fue apagando poco a poco hasta que terminó la canción y volvió el silencio. Un silencio apagado, vacío y muerto.

De entre los árboles apareció un lince, un gran gato con pinceles negros en las puntas de las orejas. Lucía un asombroso pelaje de color pardo amarillento con manchas oscuras. Su tamaño sería de unos dos metros y medio de longitud de la cabeza a la cola, aproximadamente, y en la cabeza tenía unas largas y pobladas barbas blancas. Avanzó con sigilo, sin hacer el menor ruido, como si flotara en el aire. Su mirada bella, salvaje, anunciaba una fantástica fuerza feroz. Era la mirada de un ser superior, de un animal mágico.

«El tiempo se acaba», anunció. «Ya se acercan, y por eso tienes que venir conmigo», dijo con autoridad.

«¿Quién eres?», preguntó una vez más, como ya lo había hecho en infinidad de ocasiones, aunque no lo recordara. No escuchó su voz porque ni siquiera abrió la boca. Se transmitían con la mente.

«Tienes que venir conmigo», repitió el lince. «Te esperaré en el bosque. Ya no queda tiempo… el peligro acecha», movió la cabeza despacio. «Están llegando y son muy poderosos», una y otra vez siempre le decía lo mismo. Siempre el mismo discurso, la misma alocución.

«Ya estoy en el bosque».

«No».

Pensó que aquello no estaba ocurriendo. Que todo era ilusorio.

«¿A qué peligro te refieres?», preguntó.

«Ven al bosque», insistió el lince.

«¿Al bosque de Mür?», no lo entendía, pues ya se encontraba en ese bosque.

«Sí. Ya se acercan».

«¿Cómo te encontraré?».

«Él te guiará, pero no pierdas tiempo», dijo el felino. «Avanzan rápido, y la muerte con ellos».

«¿Cómo te llamas?».

«Soy tu protector».

«¿Mi protector?».

«Sí, me llamo Linx», a lo lejos se escucharon ruidos. Su pelaje se erizó y mostró unos colmillos blancos, largos y afilados. «Nuestros destinos están enlazados para siempre».

«No lo entiendo».

«Cuando vengas te lo explicaré…».

Los ruidos ya estaban más cerca.

De entre las ramas de los árboles, miles de pájaros alzaron el vuelo. El día se ensombreció más aún y pareció llegar la oscura y fría madrugada.

«No queda mucho…».

Los ruidos ya eran aullidos bestiales.

«¿Quiénes son?».

«Una sombra oscura. La sombra de la muerte…».

Los aullidos ya estaban casi llegando.

«¡Tienes que detenerlos!».

«No pierdas tiempo», dijo una vez más Linx. «Él te guiará…».

«¿Quién?».

¿A quién se refería el lince?

«Síguelo simplemente».

«¿Cómo sabré quién es?».

«Lo sabrás».

De pronto, la tierra tembló y la noche se hizo mucho más oscura. El miedo lo invadió absolutamente todo, ensombreciendo a cada animal, cada árbol y hasta cada simple roca.

Cerró los ojos y una sucesión de imágenes llegaron a su mente. Sintió la tristeza en el bosque y recordó la canción que había escuchado antes. ¿Quién era esa dama?, ¿por qué estaba tan afligida? Respiró hondo y vio a una mujer, pero no una mujer humana, ¡sino una mujer auri! Una dama auri. Sus cabellos eran rubios y largos y las lágrimas recorrían su rostro. Era un rostro apenado, pero el más bello que jamás había visto. Estaba de rodillas y entre sus manos llevaba un objeto que no pudo distinguir con claridad. Siendo todo borroso, al final las imágenes se desvanecieron entre una nube de ceniza.

Abrió de nuevo los ojos y vio que Linx observaba con una extraña mirada inquisitiva.
«Ven pronto», repitió por última vez el lince, y una niebla espesa y blanca lo envolvió y fue desapareciendo, como pasaba siempre.

«¡No te vayas! ¡Tengo miedo!», exclamó, pero el lince ya se había marchado.

Miró a su alrededor con terror.

Ya estaban allí. Los gritos dañaban sus oídos. Vio caer a los árboles y a cientos de horribles monstruos con caras porcinas que corrían, gruñían, chillaban y portaban armaduras negras, que cubrían sus cuerpos, y espadas, mazas y hachas en las manos. Algunos, los más altos y fuertes, llevaban yelmos en forma de calavera, y cuando algún monstruo caía al suelo era pisoteado sin piedad por los que le seguían y expiraba por sus mismos camaradas.

Oyó un fuerte bufido y los árboles empezaron a arder cuando un grotesco dragón emanó fuego de su boca. A ese dragón le siguió otro, y otro más, y hasta pudo distinguir las caras crueles y sanguinarias de los jinetes brujos.

Por momentos todo fue un infierno. Quiso correr, pero tropezó y cayó al suelo. Cuando levantó la cabeza, una despiadada espada se dirigió con mucha velocidad hacia su cuello…

… y entonces se incorporó en la cama y gritó, mientras sudaba y temblaba. Se tocó el cuello con las manos, pero no había sangre en ellas. 

«¡Otra vez ese sueño!», pensó, respirando fuertemente.

Encendió la lámpara de aceite que había en la mesita, se levantó de la cama, se dirigió a la jofaina que había en su alcoba y se lavó la cara. Se acercó a la ventana y, al apartar un poco las cortinas, vio que todavía era de noche.

—¿Quién eres, Linx? ¿Mi protector? —se preguntó, mirando hacia el bosque resplandeciente—. ¿Qué me está pasando?

Valesïa, la hermosa hija del señor de Mür, estaba preocupada.




Valesïa
Copyright©, COSTA TOVAR Miguel Ángel, 2013-2014

7 comentarios:

  1. Me gusta tu blog, usted puede seguir el mío? Sólo estoy empezando! http://viverdeleitura.blogspot.pt/

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    1. Hola Mariana, para estar empezando tu blog está muy bien, enhorabuena. Yo he creado el mio sin que nadie me ayude, poco a poco y con paciencia. Ya te seguiré, por supuesto. Un saludo.

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  2. Muy bien llevado este capítulo del principio al final. Manteniendo el suspense y consiguiendo que vaya de menos a más. Me gusta sobretodo la parte de la dama auri, los monstruos con cara porcina, los dragones, los jinetes brujos...

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  3. Eres genial. Siempre te sigo por eso. Un saludo!

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  4. Eres genial. Siempre te sigo por eso. Un saludo!

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