¿Temer a la muerte? Sentir la niebla en mi garganta,
La neblina en mi rostro cuando llegan las nieves,
Y las ráfagas que anuncian que estoy acercándome;
El poder de la noche, la fuerza de la tormenta,
La asechanza incansable del enemigo.
Allí está, el horror supremo en forma visible;
Sin embargo, el hombre temerario debe acercarse,
Porque el viaje ha concluido y la meta alcanzada;
Las barreras caen, aunque falta una batalla para la conquista,
La recompensa de todo lo anterior.
Siempre fui un guerrero. ¡Una lucha más, la mejor y la última!
No deseo que la muerte vende mis ojos,
Que atenta me hiciera pasar arrastrándome.
¡No! Dejadme conocer todo su sabor,
Quiero ser como mis padres, héroes de antaño,
Soportar la embestida, pagar las deudas de una alegre vida
En un minuto de sufrimiento, de sombras y de frío.
Porque para los valientes lo peor se transforma en lo mejor,
El momento sombrío termina, y la furia de los elementos,
Las voces demoníacas desatadas se someten, se inclinan,
Cambian, se transforman en una paz que nace del dolor;
Luego una luz, luego tu seno, ¡Oh, tú, alma de mi alma!
¡Volveré a abrazarte y que la paz sea con Dios!
La neblina en mi rostro cuando llegan las nieves,
Y las ráfagas que anuncian que estoy acercándome;
El poder de la noche, la fuerza de la tormenta,
La asechanza incansable del enemigo.
Allí está, el horror supremo en forma visible;
Sin embargo, el hombre temerario debe acercarse,
Porque el viaje ha concluido y la meta alcanzada;
Las barreras caen, aunque falta una batalla para la conquista,
La recompensa de todo lo anterior.
Siempre fui un guerrero. ¡Una lucha más, la mejor y la última!
No deseo que la muerte vende mis ojos,
Que atenta me hiciera pasar arrastrándome.
¡No! Dejadme conocer todo su sabor,
Quiero ser como mis padres, héroes de antaño,
Soportar la embestida, pagar las deudas de una alegre vida
En un minuto de sufrimiento, de sombras y de frío.
Porque para los valientes lo peor se transforma en lo mejor,
El momento sombrío termina, y la furia de los elementos,
Las voces demoníacas desatadas se someten, se inclinan,
Cambian, se transforman en una paz que nace del dolor;
Luego una luz, luego tu seno, ¡Oh, tú, alma de mi alma!
¡Volveré a abrazarte y que la paz sea con Dios!
Prospice
Robert Browning
Robert Browning
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