De entre los árboles apareció un lince, un gran gato con pinceles negros en las puntas de las orejas. Lucía un asombroso pelaje de color pardo amarillento con manchas oscuras. Su tamaño sería de unos dos metros y medio de longitud de la cabeza a la cola, aproximadamente, y en la cabeza tenía unas largas y pobladas barbas blancas. Avanzó con sigilo, sin hacer el menor ruido, como si flotara en el aire. Su mirada bella, salvaje, anunciaba una fantástica fuerza feroz. Era la mirada de un ser superior, de un animal mágico.
Capítulo 2 de la Primera Parte (Invasión)
Valesïa
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