Valesïa: Primera Parte "Invasión", Capítulo 22
22
Los mártires monjes guerreros de Erelon retrasaron el avance de los monstruos.
Cuando el último hombre cruzaba el puente interminable del río Magno, una avalancha de salvajes tarkos, con Ariûm a la cabeza, llegaba al Castillo Fortaleza de Bastión, que se encontraba a menos de cincuenta kilómetros del puente.
Los magos destruyeron el puente del río, y cuando más tarde llegaron los monstruos, gruñeron llenos de impotencia, odio y rabia, como ningún hombre hubiera imaginado jamás.
—¡Malditos cobardes! —exclamó Trûn, enseñando los colmillos.
—¡Enviemos a los dragones, majestad! —gruñó Driûn—. ¡Acabarán con ellos!
El rey reflexionó durante unos instantes.
—Es peligroso —dijo antes Sirinea—. Les protegen las águilas.
—Sin duda —asintió el monarca.
—Entonces escaparán —insistió Driûn.
—Por ahora…
Durante varios días sin apenas descanso, los hombres caminaron sin aliento por el margen del río Magno. Cruzaron otros dos puentes de afluentes que nacían en los Montes Blancos, y también los destruyeron.
—No nos siguen —afirmó Nêor.
—¿Han visto algo las águilas, Mión? —preguntó Bareon.
—No, mi señor —respondió el mago—. Y su vista llega mucho más allá que la nuestra.
—Tenemos que descansar un poco —dijo, mirando a su desafortunado pueblo.
Aquella noche, los refugiados no avanzaron ni un metro.
A unos cien kilómetros aproximadamente de Tolen, un legionario fatigado gritó:
—¡Soldados al frente!
La vanguardia se organizó y los jinetes se adelantaron.
—¡No son monstruos! —dijo Nêor, pasados unos minutos.
—Eso parece —terció Bareon, atónito, cuando distinguió las banderas y estandartes reales de Tolen.
Antes de encontrarse con los evadidos, el batallón del rey divisó las águilas que cubrían completamente el cielo.
—Ya estamos cerca —dijo Treno.
—¡A galope! —exclamó el monarca.
Los jinetes y los lobos avivaron el paso y pronto alcanzaron la vanguardia de Bastión.
Los hombres del sur se lanzaron en un primer momento al asalto, creyendo que tal vez le atacaban los monstruos, pero pasaron de la rabia a la confusión y, al final, a la alegría.
Bareon bajó del caballo y abrazó al rey.
—¡Me alegra veros! —exclamó el monarca.
—¡Y a mí, majestad!
—¿Os persiguen los monstruos? —preguntó el general Treno.
—Por ahora no —respondió Mión.
El rey contempló, preocupado, a los bastienses.
—Hemos descansado poquísimo desde que salimos de Bastión —dijo Bareon.
El rey asintió.
—Continuemos la marcha —ordenó.
Y se pusieron otra vez en camino.
Las tormentas del norte fueron crueles y llovió muchísimo más que otros años. Al final, los bastienses dieron alcance a los exiliados de Tolen y Coren, y más de millón y medio de personas de las tres grandes regiones del reino marcharon en una columna que no tenía fin. Cuando por último llegaron al río Gael, los soldados que vigilaban la frontera no podían creer lo que veían.
—¡Por todos los dioses! —exclamó uno—. ¡De dónde diablos sale tanta gente!
—¡Mirad el cielo! —dijo otro.
—¡Vamos, rápido! —gritó un superior—. ¡Ayudad a esa gente!
Durante días y días los exiliados cruzaron los puentes que habían construido los galienses y se instalaron en refugios preparados.
Antes de destruir todos esos puentes, un último hombre cruzó la frontera: Rodrian, rey de Castrum.
Valesïa
Copyright©, COSTA TOVAR Miguel Ángel, 2013-2014
"Los exiliados de Tolen y Coren en su camino hacia el norte, consiguen cruzar los puentes galienses antes que los monstruos les den alcance, entre ellos se encuentra el Rey del reino de Castrum".
ResponderEliminarQuería preguntarte ¿a que parte del norte se dirigen, al Reino de Enïûn o al de Élïnor? ¿Y qué son los puntitos a ambos lados de las montañas que aparecen en el mapa; muros, o barreras?
Hola Jose.
EliminarSe dirigen al norte del mismo Reino de Castrum (entre Puerto Frío, Galiun y Baren).
Y los puntos representan la separación del Reino Securi de Enïûn (es la frontera de ese reino).
¡Saludos!
Hola Jose.
ResponderEliminarSe dirigen al norte del mismo Reino de Castrum (entre Puerto Frío, Galiun y Baren).
Y los puntos representan la separación del Reino Securi de Enïûn (es la frontera de ese reino).
¡Saludos!