—Mi general, es imposible acercarse a la muralla —dijo Kekk, un capitán tarko de corpulencia enorme.
—¡Nada de eso! —gruñó Kûak con voz ronca y fantasmal—. En tres días la ciudad será nuestra, si no yo mismo te cortaré la cabeza.
—Señor, la muralla es alta y hay muchos magos —protestó Kekk.
El general gruñó otra vez y le enseñó los colmillos, y el capitán retrocedió.
—Tres días —se reiteró e hizo un ademán para que se marchara.
—A la orden, mi general —dijo el monstruo y salió de la tienda de campaña con el rostro descompuesto.
Capítulo 26 de la Primera Parte (Invasión)
Valesïa
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