Aquel día, Valesïa se levantó preocupada. Soñaba muy a menudo con el lince, pero los últimos días el sueño se había intensificado y cada vez era más «real».
«Ya conozco tu nombre: Linx», pensó.
Ahora la llamada era evidente, fuerte, seguida y continua.
Luz irreal
que alumbra la noche,
eternamente oscura,
mágica y extraña.
Luz irreal
que alumbra mi cuerpo,
eternamente abrumado
de silencio y miedo.
Luz irreal,
llamada en silencio
Luz irreal,
llamada en sueños.
Capítulo 3 de la Primera Parte (Invasión)
Valesïa
Copyright©, COSTA TOVAR Miguel Ángel, 2013-2014
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